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Un Mirandino en Buenos Aires.


Ser inmigrante te hace pensar en cosas que creías que no eran importantes cuando las tenías, este país es hermoso, he crecido mucho a comparación de cuando llegue, pero una Plaza de Mayo no contiene esos bancos donde me sentaba con mis amigos de toda la vida, un Planetario no es el cerro de Curazaito donde subía hasta la copa y tenía esa vista 360 de mí pueblo, podría contarte todas las cosas que aquí tengo que son tantas y una más hermosa que la otra, me enamoré de esta ciudad pero amo mucho mí pueblo.


Ese pueblo no te ofrece un Barrio Norte con edificaciones antiguas al estilo español, no te ofrece un Parque Lezama ni los Bosque de Palermo, no te ofrece una costanera ni mucho menos un Puerto Madero considerado el barrio más caro de latino América, que cada vez que voy me imagino radicado ahí.


En mí pueblo no hay nada de eso, mí pueblo está compuesto de barrios humildes, uno más humilde que otro, dónde pasas por sus calles y los niños están jugando pelotita de goma, dónde paran el partido de futbolito para que pases, dónde según sea el barrio juegan un deporte, si, Así mismo, un pueblo chico pero juegan de todo, El Playón y Monte Oscuro excelencia en Basket, Curazaito pues el fútbol de salón, quieres artes marciales, fútbol de campo y béisbol pues ve a Banco Obrero, cada barrio tiene su fuerte en el deporte.


El Pozo del Cura, La piedra del Indio, Quebrada Grande, esos tres lugares donde pase muy gratos momentos con mis amigos.


Mí pueblo no te ofrece las festividades de Halloween pero el día de los inocentes es un día de adrenalina para los niños, grupos se disfrazan y salen a asustar y hacer reír a los demás, la parrandas en navidad, esas serenatas en la madrugada, ese 16 de Julio, los carnavales, en mí pueblo se puden estar cagando de hambre pero saben ser felices, cuando recuerdo todo eso reflexionó y me preguntó, de que sirve el dinero si no soy feliz como lo era en mí Miranda?.


Esas partidas de bolas criollas en el Club Social, el comer una sopa donde Cabello para sacar el ratón los domingos por la mañana antes de ir al estadio a ver los juego de Béisbol en el Francisco Chilon Figueredo.


Mí pueblo no tiene la Av. 9 de Julio pero tiene La virgen, no es la más ancha del mundo como está pero tiene una extraña magia que cuando transitas por ella te sientes afortunado de ser mirándono.


Mí pueblo no tiene un Burger Company (dónde me gusta ir) pero tiene un Dónde Daniel, ese muchacho que lo vi cuando comenzó en ese mundo de la comida rápida, ese mismo Daniel que creía que su tártara era la mejor del mundo, no sé si aún la prepara pero no me he comido una igual de buena en ningún lado, también tiene al NENE en la esquina de la Tocorama con esas hamburguesas que hacen que me desabroche el boton del pantalon de la panza que tengo luego de terminar de comete una mixta.


Mí pueblo nunca te ofrecerá la infraestructura que Buenos Aires tiene pero de algo estoy seguro, ningún lugar del mundo te ofrecerá el carisma, la empatía y calor que en ese pueblo llamado Municipio Autónomo Miranda recibirás sin que lo pidas.


Yo soy de Miranda la de Carabobo.

Yorumlar


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