Cuando Llegaste.
- Jose Eleazar Betancourt F.
- 20 nov 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 nov 2022

Recuerdo como si fuera ayer ese momento cuando tu mamá me dijo que tenía un retraso, era el mes Abril, cursaba el tercer año de la carrera en la universidad, yo era un luchador social, en mí cabeza pasaban las ideas de cambiar al mundo.
Pero ¿sabes mí niña?
Esa noticia del retraso menstrual de tu madre cambia mí mundo, enseguida comencé a buscar un trabajo que me permitiese tener una entrada de dinero para darte lo que tú necesitarás.
Te cuento que ya con trabajo un día estaba en una de la maquinarias de la empresa y tu mamá se había realizado la prueba de embarazo en el laboratorio, en mí hora de almuerzo fui yo quien retiró los resultados, no te puedo explicar cómo hasta hoy recuerdo la cara de la bionalista cuando me entregó el sobre y me felicitaba, recuerdo lo caliente que estaba el sol ese medio día, recuerdo cuando llegué a mí puesto de trabajo y la felicidad que me extasiaba.
Tu mamá no se las vio fácil durante el embarazo, teníamos que ir detrás de ella cada vez que iba al baño, ya que tu le consumias todas sus energías y se desmayaba en un, dos por tres!
Llega el mes de enero mí niña, estaba trabajando, era de noche, me suena el teléfono, era tu mamá, me decía que tu querías salir de su panza y mí respuesta fue solo "Yo no tengo real", que loco es el cerebro de un humano cuando tiene que recibir a otro en este mundo.
Esa noche tu abuelito nos llevo a la clínica, eran las 3:17 hrs y había frío, yo estaba en la sala de espera afuera del quirófano, escucho la puerta que se abre y giro mí cabeza a la derecha, se asomaba en cámara lenta la pediatra de la familia con la cosita más hermosa que mis ojos han visto, si mí amor, eras tu.
Tan pequeña, tan rosadita, tan frágil, te confieso que no te cargue en ese momento, me dio un miedo terrible, no te quería hacer daño, pero te hablé y sonreíste, te toque las manitas y te aferraste a mí dedo índice y desde ese mismo instante me convertiste en tu esclavo, en tu mejor amigo, en tu maestro, en tu payaso, en tu niñero, en tu guardián pero lo más importe me convertiste en tu alumno.
Gracias por cambiar mí mundo!
¡Papá te ama!
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