La Vida es como el Hipodramo.
- Jose Eleazar Betancourt F.
- 20 nov 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 nov 2022

Él no quería nada de ti, pero si estaba interesado en saber ¿cómo estás?
¿Cómo te va?
Así de fácil lo ignoraste y te perdono, pero su orgullo después del perdón se hizo cargo y ya no volverán esos mensajes donde te preguntaba ¿cómo estás?, ya esos presentimientos que sentía cuando algo te pasaba dejaron de ser atendidos.
El no quiere nada de ti, solo quería estar pendiente de ti, de que si comiste, si dormiste bien, cómo te va en el trabajo, cómo te fue en ese examen. Pero creíste que iba con malas intenciones, que hacía todo eso con un fin, y sí, claro que lo hacía con un fin, pero no con el mismo fin que tu pensaste.
No lograste conocerlo bien, muchas veces te dijo que estaría para ti siempre que lo necesites, que podrías contar con sus oídos cada vez que necesites ser escuchada, con sus hombros cuando quieras llorar, con su pecho y sus brazos cuando necesites un abrazo, con su silencio cuando quieras reflexionar, con su opinión sincera, con su guarda, pero tu no lo quisiste y lo bloquearte, lo humillaste, te burlaste de él.
El guardó silencio, aunque le dolió mucho lo que hiciste, pero no hizo ningún drama y siguió con su vida, te siguió saludando, te siguió tratando como al resto del mundo, solo te demostro que es más maduro de lo que pensabas y que cuando las cagan el sabe superar las caídas sin desaparecer.
Se puso para él y dejaste de ser especial en su vida, eso te dolió, quisiste recuperarlo y él alzó el vuelo y ya no estuvo cuando lo necesitaste, eso te dio rabia y sentiste celos cuando lo viste con otra que reía con el, que el la miraba como te miraba a ti, cómo la escuchaba como te escuchaba a ti, cómo le secaba las lágrimas como te las secaba a ti, como el y ella construían una relación fuerte como la que tú hoy quieres con él pero él ya no está más para ti y te toca seguir adelante con la intriga de que hubiese pasado si…
La vida es como un hipódromo, están los espectadores, los caballos y los jinetes.
El espectador apuesta al mejor caballo, porque el caballo siempre gana, pero el caballo no gana solo, necesita de un buen jinetes para ganar. Una relación de pareja es como el caballo y el jinete, mientras tu sigas siendo espectadora y apostando al caballo porque se ve fuerte y bonito y no tomas en cuenta al jinete que lo maneja seguirás perdiendo.
¡Ya no vivas de apariencias!
Sigue con tu vida y no olvides que él solo quería saber ¿cómo estás?.
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